¿Tu empresa es un Operador de Importancia Vital? Así lo determina la Ley 21.663

operador de importancia vital

La Ley Marco de Ciberseguridad (Ley 21.663), en vigor desde julio de 2025 en Chile, introduce un concepto clave que muchas organizaciones están comenzando a escuchar por primera vez: los Operadores de Importancia Vital (OIV). Ser considerado OIV implica nuevas obligaciones, fiscalización directa por parte del Estado y responsabilidad reforzada en materia de ciberseguridad.

Pero, ¿qué significa realmente ser un OIV y cómo saber si tu empresa está dentro de esta categoría?


¿Qué es un Operador de Importancia Vital (OIV)?

Un OIV es una organización cuya actividad, infraestructura o servicios son considerados críticos para el funcionamiento del país o la seguridad nacional. Esto incluye servicios esenciales cuya interrupción tendría consecuencias graves para la población, el orden público o la economía.

Según la Ley 21.663, el listado definitivo de OIV será definido por la Agencia Nacional de Ciberseguridad (ANCI), pero ya existen criterios orientadores para anticipar si una empresa podría ser clasificada como tal.


Sectores donde se concentran los OIV

Las empresas que operan en los siguientes sectores deben prestar especial atención:

  • Energía: generadoras, transmisoras y distribuidoras de electricidad, gas o petróleo.
  • Salud: hospitales, clínicas, redes de atención primaria, laboratorios críticos.
  • Transporte: aeropuertos, ferrocarriles, puertos y operadores logísticos clave.
  • Telecomunicaciones y redes: ISPs, operadores de infraestructura digital.
  • Banca y servicios financieros: bancos, bolsas, fintech de alto impacto.
  • Educación superior: universidades y centros de investigación con infraestructura digital crítica.

La Ley también contempla que empresas privadas puedan ser OIV si operan servicios digitalizados que impacten indirectamente a sectores esenciales.


Criterios para determinar si tu empresa podría ser OIV

Si bien la ANCI definirá el catastro oficial, tu organización podría ser considerada OIV si cumple al menos una de estas condiciones:

  • Su interrupción afecta la seguridad, salud, economía o estabilidad del país.
  • Administra plataformas tecnológicas esenciales para un servicio público.
  • Brinda servicios que dependen de infraestructura crítica.
  • Maneja datos masivos sensibles o personales de la población.
  • Tiene alta dependencia de sistemas informáticos para operar.

¿Cuáles son las obligaciones de un OIV?

Las empresas clasificadas como OIV tienen mayores responsabilidades legales y técnicas en materia de ciberseguridad. Entre las más importantes:

  • Notificación obligatoria de incidentes graves en plazos de hasta 3 horas.
  • Auditorías regulares y fiscalización directa por la ANCI.
  • Implementación de protocolos técnicos exigidos por la ley.
  • Asignación formal de responsables de ciberseguridad.
  • Planes de continuidad operativa y recuperación ante incidentes.
  • Capacitación a equipos y directivos en materias normativas.

Incumplir estas obligaciones puede derivar en multas de hasta 20.000 UTM, además de daños reputacionales y responsabilidades legales para la alta dirección.


¿Y si no soy OIV? ¡Igual hay que prepararse!

Incluso si tu organización no califica como OIV, la Ley 21.663 exige mínimos comunes para todas las empresas, especialmente si prestan servicios digitales o manejan datos sensibles. Además, si trabajas con un OIV como proveedor, también podrías ser auditado indirectamente.

En otras palabras: la seguridad digital ya no es una opción, sino un requisito país.


Recomendaciones si crees que tu empresa podría ser OIV

  • Revisa si perteneces a alguno de los sectores mencionados.
  • Evalúa el impacto que tendría una interrupción total de tus servicios.
  • Designa responsables de ciberseguridad internos o externos.
  • Levanta un inventario de activos digitales críticos.
  • Diseña un protocolo de notificación y respuesta ante incidentes.
  • Mantente informado de los reglamentos que emitirá la ANCI.

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Conclusión

La clasificación como Operador de Importancia Vital no es una etiqueta menor: marca la diferencia entre una gestión de ciberseguridad opcional y una exigencia legal con supervisión directa del Estado. En un contexto donde los ataques digitales son cada vez más frecuentes y sofisticados, prepararse desde ya es una decisión estratégica.

Comprender si tu empresa puede ser catalogada como OIV, asumir ese rol con responsabilidad y anticiparse a los estándares de cumplimiento no solo evitará multas, sino que protegerá la continuidad y reputación de tu negocio.


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