Un nuevo caso de sabotaje informático sacude a las instituciones públicas chilenas. El subinspector de la Policía de Investigaciones (PDI), Fabián Cornejo Araos, será formalizado el próximo 4 de noviembre por eliminar 58 órdenes de investigación desde el sistema informático oficial de la institución. El Consejo de Defensa del Estado (CDE) se querelló por este grave hecho que afecta la cadena de custodia digital y el debido proceso en investigaciones penales.

¿Qué ocurrió?

La situación fue descubierta en 2021, cuando una comisario de la PDI denunció irregularidades detectadas tras un sumario administrativo interno. Se identificó la eliminación de 58 decretos judiciales en el sistema BRAIN (Base Relacional para el Análisis de Información), los cuales correspondían a instrucciones emitidas por el Ministerio Público entre enero y marzo de ese año.

Los accesos al sistema se habrían realizado desde un equipo asignado directamente al subinspector Cornejo, quien trabajaba en la Brigada de Investigación Criminal (Bicrim) de La Cisterna durante el periodo en cuestión.

Auditorías del Departamento de Informática y la Jefatura Nacional de Tecnologías de la Información de la PDI permitieron vincular las acciones a la dirección IP del imputado, dejando trazabilidad del sabotaje.

Qué dice la querella del CDE

El Consejo de Defensa del Estado presentó una querella formal por el delito consumado de sabotaje informático, según la Ley N°19.223. En su escrito, el CDE sostiene que las acciones del funcionario “afectaron la regular tramitación y control de las investigaciones penales”.

Además, solicita al Ministerio Público instruir pericias sobre el dispositivo utilizado, oficiar a la PDI para apoyar la investigación, citar al imputado a declarar y remitir antecedentes por eventuales faltas administrativas.

¿Qué sanciones podría enfrentar?

De comprobarse su responsabilidad, el subinspector arriesga una pena de entre 541 días y 5 años de prisión, además de la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.

Este tipo de casos pone en evidencia el impacto que puede tener una brecha interna —intencionada o no— dentro de una entidad pública. Más aún cuando afecta sistemas críticos ligados a la justicia y seguridad.


Lecciones para empresas e instituciones: la amenaza interna también existe

Desde Cut Security destacamos que este tipo de incidentes no solo representa una vulnerabilidad técnica, sino una falla grave en los controles de acceso, monitoreo de actividad y cultura de cumplimiento.

Tres lecciones clave que deja este caso:

  • No subestimar el riesgo interno: Incluso en instituciones con alta jerarquía, los usuarios autorizados pueden causar daño si no existen mecanismos de control y auditoría constantes.

  • Auditorías periódicas y trazabilidad: La trazabilidad digital fue clave para identificar al responsable. Monitorear y registrar los accesos es fundamental en cualquier sistema crítico.

  • Protocolos de contención y respuesta: Tener procedimientos claros para detectar, documentar y denunciar incidentes permite actuar de forma oportuna y transparente.


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Conclusión

Este caso refuerza una verdad incómoda pero urgente: no basta con contar con sistemas seguros si no se protege su integridad desde adentro. Las amenazas internas, intencionales o por negligencia, pueden comprometer investigaciones, procesos judiciales o datos sensibles. Instituciones y empresas deben contar con protocolos de prevención, monitoreo y respuesta que incluyan auditorías regulares, segmentación de privilegios y cultura de cumplimiento.


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La Ley Marco de Ciberseguridad N.º 21.663 ya está en vigor en Chile, y su aplicación comienza a tener consecuencias concretas para cientos de instituciones públicas y privadas. Si tu empresa ha sido identificada como Operador de Importancia Vital (OIV) o crees que podría serlo, es clave que comprendas las principales exigencias que impone esta normativa.

En este artículo te explicamos las 4 obligaciones críticas que deben cumplir los OIV y cómo puedes prepararte para evitar multas, sanciones o interrupciones operativas.


¿Qué es un Operador de Importancia Vital (OIV)?

Un OIV es una organización —pública o privada— que presta servicios esenciales para el funcionamiento del país. Esto incluye sectores como:

  • Energía

  • Telecomunicaciones

  • Salud

  • Infraestructura digital

  • Finanzas y medios de pago

  • Servicios públicos

  • Administración del Estado

La Agencia Nacional de Ciberseguridad (ANCI) es la entidad responsable de calificar a estas organizaciones y fiscalizar el cumplimiento de la ley.


1. Implementar un Sistema de Gestión de Seguridad de la Información (SGSI)

Los OIV deben contar con un SGSI conforme a estándares internacionales, como ISO/IEC 27001. Esto implica establecer políticas, procedimientos, controles y métricas para proteger la confidencialidad, integridad y disponibilidad de sus sistemas críticos.

Recomendación: Si no cuentas con un SGSI, lo primero es hacer un diagnóstico de madurez. Esto permitirá trazar un plan de implementación progresiva y cumplir con los plazos regulatorios.


2. Designar un Delegado de Ciberseguridad

Toda organización clasificada como OIV debe nombrar a un Delegado de Ciberseguridad, quien será responsable de:

  • Coordinar las acciones internas frente a incidentes.

  • Actuar como nexo formal con la ANCI y CSIRT nacional.

  • Supervisar la implementación del SGSI.

  • Garantizar la actualización de los planes de ciberseguridad.

Este rol debe tener la autonomía y respaldo necesarios dentro de la estructura organizacional.


3. Reportar incidentes al CSIRT nacional

La ley obliga a reportar los incidentes de ciberseguridad de forma oportuna, según los protocolos definidos por la ANCI. Esto incluye ataques, filtraciones, accesos no autorizados o cualquier evento que comprometa la seguridad de los sistemas críticos.

Importante: El no reporte, el reporte tardío o el ocultamiento de información puede derivar en sanciones legales.


4. Contar con planes de continuidad y recuperación

La resiliencia es parte central de la nueva legislación. Las empresas deben demostrar que tienen:

  • Planes de continuidad operativa (BCP)

  • Planes de recuperación ante desastres (DRP)

  • Simulaciones o pruebas periódicas

Todo esto debe estar documentado y actualizado, para asegurar la operación ininterrumpida de los servicios esenciales, incluso ante incidentes graves.


¿Mi empresa está afectada?

La ANCI publicó una lista preliminar de 1.712 organizaciones precalificadas como OIV, pero este número puede crecer. Si tu empresa participa en alguno de los sectores mencionados, es muy probable que esté bajo la regulación o lo esté pronto.

En Cut Security desarrollamos un asistente basado en inteligencia artificial que te permite saber si estás en la lista, qué obligaciones tienes y cómo prepararte.

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Conclusión

La Ley 21.663 no es solo un marco legal: es un llamado urgente a la acción. Las organizaciones esenciales no pueden seguir operando con controles mínimos o reacciones improvisadas. Cumplir con la normativa no solo evita multas, también fortalece la confianza, protege la reputación y mejora la continuidad operativa.

En Cut Security acompañamos a las organizaciones en su camino hacia el cumplimiento. Desde diagnósticos de madurez hasta implementación de SGSI, delegados virtuales y reportes automatizados. ¿Ya sabes si estás cumpliendo?


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En un entorno donde las amenazas digitales son cada vez más sofisticadas y persistentes, contar con herramientas ya no basta. Las empresas necesitan visibilidad continua, capacidad de respuesta inmediata y análisis experto. Ahí es donde entra en juego el SOC: el corazón de cualquier estrategia moderna de ciberseguridad.

En este artículo te explicamos qué es un SOC, por qué es clave para proteger tu empresa y cómo un SOC gestionado puede marcar la diferencia para organizaciones que buscan proteger su infraestructura sin asumir costos imposibles.


¿Qué es un SOC?

SOC significa Security Operations Center o Centro de Operaciones de Seguridad. Es una unidad dedicada a:

  • Monitorear constantemente (24/7) los eventos de seguridad dentro de una red.

  • Detectar amenazas en tiempo real, como accesos no autorizados, malware o movimientos laterales.

  • Responder a incidentes de forma rápida y efectiva.

  • Investigar anomalías, analizar su origen y prevenir futuras recurrencias.

  • Coordinar acciones de remediación junto a los equipos de TI.

Un SOC funciona como una “sala de control” de la seguridad digital. Su objetivo es garantizar la continuidad operativa, minimizar daños y mantener la reputación de la empresa frente a ataques.


¿Cómo funciona un SOC?

Un SOC opera mediante una combinación de:

  • Herramientas de monitoreo y análisis, como SIEM (Security Information and Event Management) y EDR (Endpoint Detection and Response).

  • Reglas de correlación para identificar patrones sospechosos.

  • Alertas automatizadas ante incidentes críticos.

  • Analistas de ciberseguridad que validan alertas, investigan incidentes y ejecutan respuestas.

Todo esto permite detectar, contener y remediar amenazas que de otro modo pasarían desapercibidas.


¿Por qué externalizarlo? Ventajas de un SOC gestionado

Tener un SOC interno requiere una inversión alta en:

  • Infraestructura tecnológica

  • Licencias especializadas

  • Analistas disponibles 24/7

  • Capacitación constante

  • Actualización de herramientas y procesos


Beneficios de un SOC gestionado:

1. Monitoreo 24/7 sin invertir en personal

Un SOC operado por especialistas permite tener vigilancia continua sin necesidad de turnos internos. Esto acelera la detección de amenazas y permite actuar incluso fuera del horario laboral.

2. Reducción de costos operativos

En lugar de contratar un equipo completo, pagar licencias y mantener infraestructura, accedes a un servicio escalable por suscripción. Es más eficiente y accesible.

3. Respuesta rápida ante incidentes

Los SOC gestionados suelen tener playbooks definidos y experiencia en múltiples sectores, lo que permite contener amenazas en menos tiempo y con mejores prácticas.

4. Visibilidad centralizada del entorno digital

Un buen SOC no solo detecta ataques, también entrega reportes, métricas y dashboards que permiten evaluar el estado de la seguridad en tiempo real.

5. Cumplimiento normativo

La nueva Ley Marco de Ciberseguridad (21.663) y otras regulaciones exigen monitoreo, trazabilidad y acciones ante incidentes. Un SOC gestionado facilita cumplir con estas exigencias.


¿Quién necesita un SOC gestionado?

Este tipo de servicio es ideal para empresas que:

  • Manejan datos sensibles de clientes, pacientes o usuarios.

  • Están sujetas a regulaciones como PCI-DSS, Ley Marco de Ciberseguridad, HIPAA o similares.

  • No tienen personal técnico dedicado exclusivamente a seguridad.

  • Han crecido rápidamente y necesitan estructurar su defensa digital.

  • Quieren tener un enfoque preventivo y no solo reactivo.

Desde startups tecnológicas hasta empresas de salud, educación, servicios financieros o retail: si tienes activos digitales, necesitas visibilidad y protección.


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Conclusión

Contar con un SOC ya no es exclusivo de grandes corporaciones. Hoy, gracias a los servicios gestionados, todas las empresas pueden acceder a monitoreo 24/7, análisis avanzado y respuesta inmediata. Y eso puede marcar la diferencia entre contener un incidente o sufrir una brecha costosa.

En Cut Security operamos SOC gestionados con tecnologías líderes y expertos locales que entienden los riesgos del entorno digital chileno. Evalúa tu nivel de exposición y da el paso hacia una seguridad real y proactiva.


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En el actual panorama digital, la ciberseguridad dejó de ser un tema técnico exclusivo de los equipos de TI. Cada día más empresas —sin importar su tamaño o industria— enfrentan amenazas sofisticadas, normativas exigentes y una presión creciente por mantener operaciones seguras y confiables. Sin embargo, muchas operan sin darse cuenta de que tienen brechas críticas que podrían exponer su negocio a riesgos innecesarios

Un proveedor de servicios de seguridad administrada, conocido como MSSP (Managed Security Service Provider), ofrece monitoreo continuo, gestión proactiva de incidentes y soporte experto para asegurar que tu infraestructura esté protegida las 24 horas. ¿Cómo saber si es momento de considerar este tipo de servicio? Aquí te dejamos tres señales clave que no debes ignorar.


1. No tienes monitoreo 24/7 sobre tu infraestructura crítica

Muchas empresas confían en herramientas básicas o soluciones de seguridad puntuales (antivirus, firewalls, backups), pero no cuentan con una vigilancia continua que permita detectar ataques en tiempo real. El resultado: cuando un incidente ocurre fuera del horario laboral, puede pasar horas —o días— antes de ser detectado, amplificando el daño.

Un MSSP supervisa permanentemente los eventos de seguridad, identifica comportamientos anómalos y reacciona de forma inmediata ante amenazas. Este nivel de vigilancia no solo reduce el tiempo de respuesta, también permite prevenir ataques antes de que se concreten.

¿Te suena familiar?:

  • No sabes si alguien está intentando ingresar a tu red ahora mismo.

  • Te enteras de incidentes por reclamos de clientes o alertas del hosting.

  • Tu equipo TI no tiene capacidad para monitorear logs o alarmas todo el día.


2. Tus respuestas a incidentes son reactivas y poco efectivas

Si cada vez que ocurre un incidente la reacción es caótica, improvisada o sin aprendizaje posterior, probablemente no tienes una estrategia de gestión de incidentes clara. La falta de protocolos o personal especializado hace que los errores se repitan y que los ataques sean más costosos.

Un MSSP implementa procesos estructurados: clasificación de incidentes, contención, análisis forense, remediación y reporte. Además, permite generar inteligencia sobre los ataques para fortalecer la postura de seguridad.

Señales de alerta:

  • No tienes un plan de respuesta ante ciberataques.

  • Tus backups no están testeados ni alineados con tus sistemas críticos.

  • No sabes qué información fue comprometida tras un incidente.


3. No cumples con los requisitos regulatorios o de tus clientes

Con la entrada en vigor de la Ley Marco de Ciberseguridad (21.663) y la categorización de Operadores de Importancia Vital (OIV), cada vez más empresas en Chile están sujetas a obligaciones concretas en materia de seguridad digital. Además, muchos clientes —especialmente en sectores como banca, salud o retail— exigen controles y reportes de seguridad como parte de sus contratos.

Un MSSP te ayuda a alinear tu operación con marcos normativos como ISO 27001, NIST o la ley local, facilitando auditorías y evitando sanciones. También puede brindarte reportes técnicos, métricas y evidencia documental que respalde tu cumplimiento.

Pregúntate:

  • ¿Podrías demostrar ante una auditoría que tienes medidas preventivas, detección y respuesta?

  • ¿Tienes documentación actualizada de tus controles de seguridad?

  • ¿Has recibido cuestionarios de clientes o proveedores sobre ciberseguridad que no supiste responder?


No esperes a que el daño sea irreversible

Un servicio MSSP no es un gasto adicional: es una inversión para proteger tu continuidad operativa, tu reputación y tus datos más críticos. La buena noticia es que este tipo de soluciones ya no está reservado solo para grandes corporaciones. Hoy existen servicios escalables y adaptados a las necesidades de medianas y pequeñas empresas, con cobertura 24/7, soporte experto y cumplimiento normativo incluido.


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Conclusión

Identificar estas señales a tiempo es clave para evitar consecuencias mayores. Si tu empresa aún no cuenta con monitoreo continuo, protocolos de respuesta o capacidades normativas claras, probablemente necesita el apoyo de un MSSP. En Cut Security ayudamos a organizaciones chilenas a protegerse mejor, con soluciones adaptadas a su realidad y presupuesto.


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Durante octubre se celebra en todo el mundo el Mes de la Ciberseguridad, una instancia orientada a generar conciencia, compartir buenas prácticas y fomentar una cultura digital más segura. Y aunque muchas organizaciones aprovechan esta fecha para lanzar campañas preventivas, este año en Cut Security proponemos ir un paso más allá: ¿qué ocurre cuando el ciberataque ya ocurrió?


La prevención es el comienzo, no el final

Según estudios recientes, cerca del 80 % de las empresas que sufren un ciberataque importante cierran en los tres años siguientes. El dato es impactante, pero también muy revelador: muchas empresas invierten en prevenir, pero no se preparan para resistir ni recuperarse.

La ciberseguridad moderna no puede limitarse a proteger el perímetro. Debe asegurar que, cuando ocurre una falla o ataque, la organización siga operando y pueda reestablecer sus procesos en el menor tiempo posible. Ese enfoque se llama resiliencia digital, y hoy es uno de los pilares más importantes en la madurez tecnológica de una empresa.


¿Qué significa ser una empresa resiliente?

La resiliencia no es un reflejo reactivo: es una estrategia activa y transversal. Para que una organización sea verdaderamente resiliente necesita integrar la seguridad en tres niveles clave:

1. Tecnología

  • Sistemas de respaldo automatizados.

  • Monitoreo continuo de vulnerabilidades.

  • Herramientas de detección y respuesta (EDR, SIEM).

  • Recuperación ante desastres (disaster recovery).

2. Procesos

  • Planes de continuidad operacional.

  • Protocolos claros de respuesta ante incidentes.

  • Simulacros de crisis y pruebas de restauración.

3. Personas

  • Capacitaciones permanentes en ciberseguridad.

  • Cultura organizacional orientada a la prevención y la acción rápida.

  • Liderazgos preparados para la gestión de crisis.

Sin esta tríada integrada, el riesgo de colapso frente a un ciberataque crece exponencialmente.


Continuidad del negocio: un tema de toda la organización

Uno de los errores más comunes en las empresas es pensar que la continuidad operativa es responsabilidad exclusiva del área de TI o del CISO. Pero la realidad es otra: la resiliencia digital es un desafío de toda la organización.

  • El directorio debe comprender y priorizar los riesgos tecnológicos.

  • Las jefaturas deben conocer sus roles en caso de un incidente.

  • Los colaboradores deben saber cómo actuar frente a correos sospechosos, caídas de sistemas o fugas de datos.

En otras palabras, la continuidad del negocio debe ser parte del ADN organizacional.


Octubre, una oportunidad para revisar tu preparación

El Mes de la Ciberseguridad es una excelente oportunidad para que las empresas:

  • Revisen sus planes de continuidad y recuperación.

  • Evalúen su madurez en resiliencia digital.

  • Refuercen la formación de sus equipos.

  • Simulen escenarios de crisis para medir tiempos de respuesta.

  • Consulten con especialistas si aún no cuentan con un enfoque claro de gestión de incidentes.


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Conclusión

Prevenir es solo el primer paso.
Una empresa madura en ciberseguridad no es la que nunca sufre ataques, sino aquella que resiste, se recupera y sigue operando. En un escenario donde las amenazas digitales son inevitables, la resiliencia es el verdadero diferencial competitivo.

Desde Cut Security, te invitamos a aprovechar este Mes de la Ciberseguridad para reforzar tu capacidad de reacción y fortalecer una cultura digital preparada para lo que venga.


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Una reciente encuesta aplicada a más de 400 empresas chilenas revela un escenario preocupante: solo el 36 % de las firmas consultadas conoce la Ley Marco de Ciberseguridad, y los niveles de implementación de protocolos formales son extremadamente bajos. Así lo demuestra el primer Monitor de Compliance Empresarial, desarrollado por la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) y la empresa tecnológica Defontana.


¿Qué mide el Monitor de Compliance?

Esta nueva herramienta de autodiagnóstico evalúa cuán preparadas están las empresas frente a las exigencias regulatorias actuales. En particular, analiza el cumplimiento normativo respecto a:

  • Ley Karin

  • Ley de Delitos Económicos

  • Ley de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas

  • Ley Marco de Ciberseguridad

Participaron 438 empresas de distintos tamaños y rubros, las cuales midieron voluntariamente su nivel de madurez organizacional. El objetivo: identificar brechas reales de cumplimiento y ayudar a fortalecer la cultura empresarial.


¿Qué tan preparados están frente a la ciberseguridad?

El principal déficit detectado fue precisamente en materia de ciberseguridad. De las cuatro leyes consideradas en el estudio, la Ley Marco de Ciberseguridad fue la menos conocida, con solo un 36 % de conocimiento general. Este indicador baja aún más en el caso de micro y pequeñas empresas.

A esto se suma que:

  • Menos del 11 % de las empresas tiene protocolos y procedimientos formales en ciberseguridad y compliance.

  • Las grandes empresas triplican el nivel de conocimiento sobre normativas respecto a las microempresas.

  • En procedimientos institucionales, ninguna categoría empresarial superó los 20 puntos sobre 100.

Este escenario demuestra que la mayoría de las empresas chilenas aún no ha internalizado el cumplimiento como una práctica estructural, especialmente en ciberseguridad, donde el riesgo digital sigue creciendo.


Tres pilares de medición

El estudio estructuró su análisis en tres dimensiones:

1. Pilar Normativo (promedio general: 70 puntos)

Evalúa cuánto conocen las empresas sobre las leyes actuales. Las grandes empresas mostraron niveles de conocimiento cercanos al 100 %, mientras que las microempresas apenas alcanzaron 64 puntos. En el caso de la Ley Marco de Ciberseguridad, la brecha es aún mayor.

2. Pilar de Recursos Humanos (promedio: 62 puntos)

Mide la existencia de personal especializado en compliance. Las grandes empresas lideran con 80 puntos, mientras que las microempresas apenas alcanzan 49. Esto muestra una enorme brecha de capacidades humanas, clave para implementar protocolos efectivos.

3. Pilar de Procedimientos y Protocolos (promedio: 11 puntos)

Refleja si existen políticas escritas, marcos institucionales y mecanismos de seguimiento. Este fue el ítem más débil, incluso en grandes empresas. Esto indica que, aunque las organizaciones conocen las leyes, muy pocas han avanzado en aplicarlas concretamente.


¿Qué significa esto para la ciberseguridad empresarial?

Estos resultados son una alerta clara. En un contexto donde los ciberataques se vuelven más frecuentes y sofisticados, el bajo nivel de cumplimiento deja a muchas empresas en situación de riesgo, tanto legal como operacional.

La Ley Marco de Ciberseguridad (Ley 21.663) exige a las empresas establecer medidas concretas de protección de datos, monitoreo de incidentes y respuesta ante ataques. Su desconocimiento e implementación parcial no solo pone en juego la continuidad del negocio, sino que puede acarrear sanciones y pérdida de confianza pública.


¿Qué pueden hacer las empresas?

Desde Cut Security, recomendamos avanzar en tres frentes urgentes:

  • Capacitación ejecutiva: toda alta dirección debe conocer las nuevas normativas, especialmente las vinculadas a seguridad digital.

  • Implementación de protocolos formales: definir responsables, flujos de respuesta, documentación de incidentes y auditorías periódicas.

  • Asesoría especializada: tanto para cumplir con los estándares legales como para fortalecer la protección tecnológica.


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Conclusión

El Monitor de Compliance revela con claridad que la ciberseguridad aún no es una prioridad institucional en muchas empresas chilenas. Aunque existe mayor conocimiento de leyes como la Ley Karin, la Ley Marco de Ciberseguridad presenta la mayor brecha de implementación.

El desafío no es solo normativo: es estratégico. Para operar de forma segura y competitiva en la economía digital, las empresas deben ir más allá del conocimiento teórico y adoptar medidas concretas, con equipos capacitados, procedimientos activos y monitoreo constante.


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